Entusiasmado y con una bella sonrisa en el rostro, Miguel sale todos los días a vender sus artesanías en los alrededores de la Terminal, o bien en algún otro sitio público donde siempre se destaca por su espectacular manera de hablar, despertando la ternura de todos los que pasan por allí.

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De mamá brasileña y papá uruguayo, este adorable pequeñito llegó a Paraguay junto a su familia hace cuatro años y viven en Villa del Maestro de Coronel Oviedo. “Mi esposo y yo somos artesanos y él vio todo eso desde chiquito y también aprendió. Yo me pongo muy contenta porque muchas personas me escriben y me dicen ‘tu hijo es un amor de niño’. Porque es muy amable, conversador. Todo esto sé que le está ayudando para formarse como persona y le ayudará en un futuro”, comentó Francisca Ribeiro, su mamá.

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De esta forma, Miguelito vende unas lindas pulseritas para juntar algo de dinero y darse algunos gustitos que sus papás no siempre pueden comprarle. Pero más allá de la plata, este pequeño vendedor está aprendiendo a ser responsable y a valorar el esfuerzo de lo que se consigue trabajando día a día.
Miguel está encantado con su trabajo y a medida que pasa el tiempo se va a adaptando a nuestras costumbres, incluso aprende guaraní con sus compañeritos de escuela: “Él quiere entender lo que la gente le dice”, contó Gustavo Maeso, su papá. ¿Qué te pareció esta bella historia?