Pero escritora Kattie Hetter no está de acuerdo, y ha lanzado una importante campaña para explicar que obligar a un niño a saludar con besos y abrazos es lo peor que podemos hacer. Su argumento es bastante lógico: si presionamos a un infante a que obedezca las demandas físicas de un adulto, le estamos dando un mensaje terrible sobre cuán dueño es  de su propio cuerpo y lo poco que puede hacer para cuidarlo.

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Hetter ha escrito un interesante artículo para CNN donde aconseja a los padres que enseñen a sus hijos que no tienen la obligación de tocar a nadie, y eso no tiene porqué significar una falta de respeto. De hecho, comenta que ella misma le dice a su hija “me gustaría que abrazaras a la abuela, pero no tienes que hacerlo si no quieres”.

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