Sin embargo, la psicóloga infantil Jennifer Hartstein explicó en el programa Today que, si bien las correas son una solución efectiva, pueden dejar secuelas de humillación en los pequeños. Según la experta, utilizar frecuentemente esta técnica da la impresión de que no se es un buen padre, ya que el trabajo de una mamá o papá es establecer reglas y límites para que sus hijos aprendan a comportarse sin la necesidad de usar correa.

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Por su parte, Peggy Drexler -profesora de Psicología en el Weill Medical College de la Universidad Cornell-  está totalmente en contra de pasear a los niños con correa. «Las correas para niños son permisivas, pero también debilitan; ellas absuelven a los niños de tener que escuchar a los padres, y a los padres de tener que enseñarles a sus hijos a escuchar, a seguir reglas, a mantenerse a salvo y a usar el sentido común”, sostuvo la profesional.

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