Atrás quedaron los tiempos de vicio para este pequeño: ahora tiene nueve años, ya no fuma y vive como cualquier niño de su edad. Pero abandonar el tabaco no fue nada fácil para él.  «Fue difícil para mí frenar. Si no fumo, el sabor de mi boca se vuelve agrio y mi cabeza se siente mareada. Ahora estoy feliz. Me siento más entusiasmado y mi cuerpo se siente fresco», expresó.

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Por su parte, su madre Diana comentó que fueron momentos muy duros para la familia. «Comenzó a golpear su cabeza contra la pared», relató la mujer: «Estaba loco, se lastimaba si no tenía un cigarrillo». Luego de un tiempo sin fumar, se volvió adicto a la comida y ganó muchos kilos de más. Pero gracias a una estricta alimentación y una buena atención médica, pudo volver a su peso saludable. Afortunadamente ahora puede vivir una vida normal y jugar feliz como cualquier niño de su edad. ¿Qué opinás de esta increíble historia?

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