De hecho, sus rasgos físicos lo confirmaban. Sus ojos color ámbar, los rasgos alargados y su pelaje áspero eran característicos de este animal silvestre. Como era imposible mantenerlo como un perro domesticado, el muchacho decidió llevarlo a un refugio especial donde le dieran todos los cuidados que necesitaba.
Via thedodo.com
Fue entonces cuando Neón comenzó su nueva vida de perro lobo. Allí hizo una nueva amiga llamada Maya, disfrutaba de aullar con los suyos y lo más importante: ¡por fin encontró a su manada!
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